Hoy era su segundo aniversario. Ella lo festejó entre juntas y planning sonriéndole a una taza de café. Él pitchando y escribiendo una campaña. Cuando el día intentaba retener las últimas horas para ver si trascendía, él le dijo mientras hablaban por teléfono, que mejor festejaran el fin de semana. Acordaron escapar temprano el viernes para verse y merecerse. Sin añadir algo más a la conversación, él jugó tetris con su agenda y dudó entre llamarla otra vez para redefinir temprano o dejar que ella se diera cuenta por si misma. Ella ya sabía que no lo lograría, que temprano en la vida de un publicista era siempre un eufemismo. Compensarían en la noche. Lo único que prometían y que cumplirían era no hablar de su trabajo pero amarse así, a través del amor a la publicidad, por muchos años más.

Un día estaba la Naturaleza Humana relajándose tranquilamente. No esperaba nada y tampoco quería provocar nada. En esos momentos pasó la Niñez, seguido muy de cerca por la Juventud. Pasaron fugaces, apenas se vieron. «Se les nota divertidos», pensó la Naturaleza Humana, «algún día tendré que poner más atención en ellos». Justo firmaba esta reflexión mental cuando algo se empezó a alborotar por dentro; «debe ser el Amor que anda por aquí, siempre está cerca y llega cuando menos se le espera, cuando uno quiere estar relajado y tranquilo, justo ahí llega». La Naturaleza Humana, fiel a su instinto, empezó a preparar todo para recibir al Amor. Le aplanó el camino y le llenó el sendero de luces y flores. Lo limpió de basura. La misma Naturaleza Humana se arregló, tapó sus imperfecciones y hasta se maquilló. Ahí lo notó el Amor que con tanto preparativo, acabó yendo hacia la Naturaleza como atraído por un imán. Incluso cuando intentó detenerse para no parecer tan impaciente, no logró parar nada, caminaba en automático y cada vez más rápido. La Naturaleza Humana siguió embelleciendo el derredor, sabida cuenta que era inevitable que el Amor llegara y cuando estuvo cerca, la Naturaleza Humana no tuvo más que hacerse a un lado y trabarle el pie para que el Amor, que venía sin control, tropezara y cayera, afeando el panorama y no conforme con eso, la Naturaleza Humana tuvo el atino de lanzarle tierra y lodo. Cosa que el Amor ya se esperaba, siempre que la Naturaleza Humana embellece algo, es para afearlo inmediatamente después.

Atraídos por tanto jaleo se asomaron la Presunción y el Rumor. Amigos inseparables de la Naturaleza Humana. Hay quien dice que nacieron juntos y desde el primer minuto, confabularon para hacer maldades. Cuando más divertidos están incluso llegan a juntarse con la Estupidez y hasta con el Odio. Pero en ese momento sólo llegaron la Presunción y el Rumor, que viendo al teto del Amor en el suelo y dando cuenta de lo divertida que estaba la Naturaleza Humana cubriéndolo de tierra, se unieron al carnaval. Pero el Amor, que siempre va pensando en Futuro, logró levantarse y seguir su camino. Probablemente más adelante encontraría otra naturaleza que le estuviera embelleciendo el paisaje.

Así siguieron la Naturaleza Humana, la Presunción y el Rumor. Más amistad había entre Presunción y Naturaleza Humana, pero Rumor hacía buen tercio. Jugando estaban cuando llegó la Madurez, que nunca se sabía cómo iba a acabar la cosa cuando se juntaba con los otros tres. En esta ocasión no desentonó, aunque Madurez era demasiado elocuente y poco a poco fue opacando a Rumor y después a Presunción, aunque no del todo.

Cuando Madurez estaba en lo mejor de sus relatos, apareció Crisis y Soledad. Ahí sí Madurez no jugaba, no se toleraban, pero Naturaleza Humana se sentía muy cómoda con ellas. Así que Madurez prefirió irse y llevarse a Presunción y Rumor para no sentirse tan sola y que Naturaleza Humana disfrutara a sus nuevos amigos. Crisis y Soledad lograron que Naturaleza Humana a hiciera cosas que ella misma no sabía que era capaz de hacer y le juntos conocieron personajes que ni siquiera sabían que existían. Ahí estaban Traición, Amistad Verdadera, Segundo Aire, Vicio (muy divertido por cierto), Paranoia, Síndrome, Enfermedad y hasta Redención. Cada uno atrajo la atención de Naturaleza Humana por momentos. Vicio era muy posesivo, no quería devolverlo al resto. Pero Redención insistió. Naturaleza Humana es de esas que se aburren pronto, por lo que buscó una salida sutil y pidió ayuda a Muerte que aunque no pudo evitar llamar la atención, le llevó a un sitio mejor y más tranquilo. Naturaleza Humana por fin descansó. Notó que estaba en un sitio lindo que invitaba al relax.

Más tardó en pensarlo que en ponerse cómoda y ahí estar, relajándose. No esperaba nada, ni provocaba nada, cuando justo, volvió a pasar la Niñez.

A vecesi quiero llorar. Me llega algún recuerdo de mi niñez y quiero llorar. Veo alguna película que me conmueve y quiero llorar. Me abrazan y quiero llorar. Veo a mis amigos de toda la vida y quiero llorar. Juego con mi perro y quiero llorar.

Lo fácil es querer llorar, pero es tan difícil llorar que necesito un mejor pretexto. Seguiré buscando porque ahora, otra vez, quiero llorar.